EL PODER COMUNICACIONAL

Existen instrumentos básicos para poder crear títeres humanos: 1) crear miedo. 2) educar para la obediencia. 3) Imponer a la información como una necesidad básica. 4) Anestesiar el dolor moral. 5) imponer el individualismo. 6) Tanto técnica como económicamente, a la publicidad y a la industria cultural fundir en una.
Nos dice Edward Bernays: “La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento de importancia en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo oculto de la sociedad constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de un país”.
Basta ver el éxito que ha tenido los Estados Juntos de Arriba para crear de alguna manera o mejor dicho, perfeccionar el gran "poder comunicacional" que a la vez a concebido un universo de receptores de su "verdad". El paraíso de la democracia norteamericana, la cual como es menester saber se cae a pedazos en estos tiempos de pandemia.
Y la pregunta es: ¿qué clase de poder induce a unos honestos ciudadanos a hacer cosas en contra de su bolsillo, muchas veces en contra de su salud y por lo general de sus propios intereses?
La respuesta es muy simple. Estas personas están convencidas de que tienen la verdad. Y esta verdad moldeada convenientemente es comunicada, publicada y marcada por los medios masivos. Pero estos medios comunicacionales tienen dueño, gente con "poder", y cuanto más medios tengan, mayor será el poder que ejerzan sobre las personas.
Muchos de estos títeres humanos son desvalidos que por vicio o pereza mental delegan su capacidad de pensar en otros y por supuesto repiten muy ufanos cualquier barbaridad que corre por los medios o miedos de comunicación.
A mi entender el hombre que ha de mendigar amor es miserable pero el que anda mendigando pensamientos no pasa de ser un aparato que repercute un sonido, como un parlante. Desdichado este tipo de mendigo que no conoce el placer de generar y dar una idea propia.
Si por casualidad le preguntamos a uno de estos personajes que vociferan exabruptos de algún periodista de turno, si él, personalmente tiene certeza, prueba o vio algo de lo que habla, de seguro se le queman los papeles y arguye sin pestañar... "está en todos los medios".
Las grandes mentiras y falsedades del mundo fueron manipuladas por los medios de comunicación y gracias al inmenso núcleo de opas útiles fueron motor de dominación y pillaje.
Las torres gemelas; La utilidad de la ONU; El Fondo Monetario, La deuda externa y cuantas otras mentiras terribles fueron inyectadas en los cerebros ávidos de sentirse informados o desesperados por opinar.
O sea "el poder" crea la "verdad". Que en realidad no le interesa, ni siquiera cree en ella. Para este poder la verdad no existe. Sólo existe la "interpretación" de la realidad.
Decía Tácito que "La verdad se robustece con la investigación y la duda; la falsedad, con el apresuramiento y la incertidumbre". Y no hay nada más definitorio de nuestros tiempos como la falta de espíritu crítico, el vértigo del apuro y el miedo a todo. Miedo por la inseguridad, la inflación, al populismo, al comunismo, al infierno del Dante y por si esto fuera poco... miedo al miedo.
Y así, de una manera muy sencilla, los medios de comunicación repiten y repiten sus interpretaciones, lo hacen por todos los canales una y mil veces hasta que la gente cree. Y lamentablemente no hay mayor verdad que aquella que dice la televisión, la radio o el diario. Y con mayor razón si lo dicen todas juntas al unísono,
Entonces el verdadero poder es cuando un grupo de la sociedad puede imponer su verdad, convirtiéndola en la verdad de todos.
Con razón Sir Francis Bacon nos decía: "La verdad es hija de los resultados, no del poder". Justamente a los que nos gusta leer historia y entender los "hechos" no hace falta más que preguntarnos: ¿cuales fueron las consecuencias de esos hechos? - ¿quién ganó y quién perdió?.
En la década del 60' un filósofo francés cambiaría un poco al mundo revelando ciertas cuestiones que incomodarían al Poder. Tanto la izquierda como la derecha se sentirían desnudadas por Michel Foucault cuando argumentaría que el "saber" no estaba orientado a conocer al hombre sino a controlarlo, por la sencilla razón que está al servicio del poder. El "saber" regula, sistematiza y normaliza. Dice lo que está bien y lo que está mal. Lo que es normal y lo que no. Y funciona no solamente desde los medios de comunicación. La educación es también funcional ya que estará orientada a disciplinar las mentes conduciéndolas hacia lo obediencia y el mecanismo de la creencia como factor dominante en contra de la duda y la crítica.

La política se ha transformando en un campo de batalla entre manipuladores. Los medios de comunicación son los tanques y cañones de dichos contendientes. Vemos a nuestra democracia como un juego virtual para consumidores descerebrados, en vez de un camino de protagonismo para ciudadanos serios.

Como vemos todo funciona como un perfecto mecanismo de relojería. La televisión nos mira, el mercado nos compra, el celular nos llama, los remedios nos enferman, el político nos vota y en medio de este sanguinoliento y fangoso camino la verdad es apenas una mala palabra.

José de Guardia de Ponté

 
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No se puede querer lo que no se conoce y no se pueede defender lo que no se quiere