UNA EDUCACIÓN QUE INTENTA CAMBIAR AL MUNDO

Cuando hablamos de una educación emancipadora se nos abre los siguientes interrogantes: ¿quién enseña? ¿Qué se enseña? ¿Para qué se enseña?

1) EL QUIEN
Cuando decimos que vamos a implementar una política educativa nacional, deberíamos hablar, al margen del presupuesto necesario, de la capacitación de los educandos, cosa de no caer en los errores del Alfonsinismo cuando quiso implementar una educación constructivista con educandos conductistas.
Antes que nada y de implementar cualquier plan, es necesaria la urgente capacitación de los docentes de los contenidos culturales que conciernen al patrimonio cultural folklórico, los cuales están implícitos en nuestras tradiciones
Tengamos en cuenta que las vivencias, los bienes y valores del acervo de la cultura popular, pueden llegar a ser el punto de partida para el desarrollo de las distintas disciplinas de la currícula escolar, puesto que en la actualidad, y a excepción de algunas parciales y breves experiencias desarrolladas en unos pocos centros escolares, el folklore, en sentido estricto, no es una materia curricular.
En consecuencia, se aprecia una generalizada falta de experiencia en lo que respecta a la técnica y a la idoneidad temporal para impartir el folklore, además de la necesidad de definir una base teórica curricular que concrete los principios de los aspectos generales del folklore, para el conocimiento y desarrollo de las facultades de los estudiantes. De ahí que los escasos materiales disponibles versen sobre aspectos muy precisos de este amplio campo, materiales, por otra parte, que en la mayoría de los casos no pueden ser objeto de un uso generalizado, dado que ni siquiera se suele prever la posibilidad de su tratamiento escolar.
Desde el punto de vista curricular, actualmente la Educación Infantil tiende a introducir en su programa el ámbito del folklore, especialmente la mitología, y a practicar actividades físicas y psíquicas ligadas a la danza y al desarrollo rítmico y melódico. Los educadores emplean para la formación de los alumnos materiales específicamente elaborados para esta etapa, tales como cuentos, actividades psicomotrices, música, etc., para que de este modo desarrollen su capacidad coordinadora y rítmica, y conozcan parte del corpus espiritual.
Es por eso que una primaria solución sería integrar dinámicamente las actividades curriculares con el folklore, promover la interacción grupal, el aprendizaje a través de la música, la danza, los cuentos, leyendas, poesía, costumbres, coplas y refranes con la finalidad de estrechar lazos entre la escuela, lo social y la comunidad, intervendría en mejorar y rescatar la transferencia generacional donde abuelos, padres e hijos podrían vincularse culturalmente, propender al rescate de la sabiduría popular en su propio hábitat donde se encuentra la escuela y con la ayuda de especialistas que nos instruyan por el camino del sentir de los pueblos, el folklore.
Una buena base para la Educación Primaria sería aquélla que garantizara la consecución de los objetivos de la etapa infantil y el correcto empleo de los materiales, concerniendo la ampliación de los conocimientos y habilidades a la Educación Secundaria.

2) EL QUÉ
Es menester trabajar el concepto de “patrimonio cultural folklórico” que implicaría antes que nada hacer frente a un verdadero cambio de visión de lo popular y tradicional. Formulación de una noción de cultura en términos de procesos históricos y simbólicos de construcción, interpretación y organización de la realidad.

3) PARA QUÉ:
Si analizamos la importancia del patrimonio cultural en la educación, nos daremos cuenta verdaderamente que una de las funciones de la escuela es la transmisión de la herencia social de los pueblos. Porque la educación debería realizarse a partir de esas raíces que posee el pueblo, de vivencias autóctonas de sus familiares o antepasados, en distintos ámbitos como el musical, artesanal, entre otros.
La Educación estaría además al servicio del rescate, enriqueciendo culturalmente a alumnos, docentes y toda la comunidad, con el más firme propósito de preservar y difundir ese patrimonio ancestral que encierra la genuina sabiduría popular.
Todos sabemos que la sociedad de consumo impuesta por la globalización por y debido a los medios de comunicación inciden en los niños y jóvenes quitándoles todo interés o entusiasmo hacia nuestra cultura autóctona, ya que los inducen a consumir producciones o culturas, venidas de otra parte del mundo y la falta de incentivos para cultivar lo nuestro, desde la escuela, desde los hogares, y de ciertas políticas irresponsables hacen más difícil lo que debe ser.
Cultivar en la sociedad el amor hacia los nobles valores de la tradición popular y en general hacer accesible el conocimiento, favoreciendo la comprensión y suscitar la simpatía por sus expresiones auténticas.
La endoculturación del individuo en los primeros años de su vida, es el mecanismo dominante para la formación de su estabilidad emocional y cultural, en tanto que el proceso tal como opera jóvenes adolescentes es importante para el desarrollo de sus capacidades.
En el proceso de apropiación cultural el receptor de la cultura (niño - joven) recibe esas pautas y las decodifica. Por lo tanto, la cultura recibida puede ser modificada sanamente en un proceso que permite la vida de la misma. La modificación de esas pautas puede relacionarse con los factores socioeconómicos y políticos coyunturales.


En definitiva, esta enseñanza desarrollaría una unidad más intima del espíritu nacional, así como también el respeto y aprecio a la diversidad cultural mediante el conocimiento reciproco de la vida popular de las diversas regiones.

José de Guardia de Ponté

 
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No se puede querer lo que no se conoce y no se pueede defender lo que no se quiere